miércoles, 29 de julio de 2015

KI DE LA TIERRA


En Japón gozar de buena salud se traduce con tener buen ánimo y un espíritu vigoroso, mientras que un estado de salud débil se considera como una declinación ó como una pérdida espiritual y las primeras enseñanzas de Usui trabajaban con el espíritu.

Ki suele traducirse describirse como: energía, energía universal ó energía de la fuerza de vida

El Ki es una energía que no puede medirse ni contenerse, pero se puede cultivar y experimentar a través de la práctica de Reiki, éstas técnicas afectarán nuestras vidas y a su vez permitirán que el Ki fluya con mayor libertad y facilidad a través nuestro. Podemos damos cuenta que ésta conexión está siendo cultivada a través de mayor: paciencia, tranquilidad, aceptación, conocimiento interior y humildad.

Los dos componentes primarios del universo son el Ki de la Tierra y el Ki del Cielo, de la unión de éstas dos fuerzas nacen todas las cosas y para alcanzar un estado de equilibrio en la vida, es necesario que éstos elementos estén en equilibrio entre ellos.

El Ki de la Tierra representa el cuerpo y el Ki del Cielo representa la mente y para ver la conexión entre los dos el cuerpo se refleja en la mente y que nuestro modo de pensar y de sentir se refleja en nuestra postura y acciones físicas.

Juntos cuerpo y mente no crean solamente una sensación de equilibrio sino que estimulan un tercer componente primario, que es el Ki del Corazón, estos tres elementos forman los tres diamantes, éste diamante es tan filoso que puede cortar casi todo aquello a lo que nos aferramos y nos trae devuelta la esencia misma de la vida.

Ki de la Tierra

A unos 8 cm por debajo del ombligo (hara) se ubica el centro simbólico del Ki de la Tierra; éste contiene nuestra energía original, es la energía con la que nacemos. La función del hara es ofrecerle al practicante la base donde desarrollar el Ki. El Ki que emana de la tierra es pesado, poderoso y afirmado, es una fuerza que ofrece fortaleza física y mental. Estar afirmado significa sentirse fuerte, seguro y a salvo. Al trabajar con la conexión de nuestra energía de la tierra, se desarrolla la perseverancia y se estabiliza la mente, los pies se plantan con firmeza en la tierra, en una postura segura y estable, ayudando a manejar emociones tales como el miedo, la incertidumbre y la baja estima.

Para percibir el Ki de la Tierra, podemos efectuar el siguiente ejercicio:

-         pararnos en una posición relajada pero consciente
-         los pies separados a una distancia del ancho de las caderas
-         enfocar la conciencia en el centro de la tierra
-         imaginar que nuestro cuerpo se hunde hacia el centro de la tierra
-         visualizar el centro de la tierra frente a nosotros
-         de manera intuitiva conectarse con el centro de la tierra mediante nuestro hara
-      respirar de manera lenta y regular, al inhalar sentimos la energía de la tierra ingresando por nuestro hara, mantener esa conexión mientras liberamos lentamente el aire

Repetir nueve veces la inhalación y exhalación, para conectarnos con la esencia de la tierra.




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